Un diamante entre las piedras puede parecer una piedra…
pero es una piedra que brilla más que todas las otras piedras…
En mi bohemia cortés hay un gusto bárbaramente excéntrico: confusión de indumentos esparcidos por casa, una silla, dos zapatos, una rosa marchita sobre la mesa y dos ojos sobre la pared.
Dos ojos sobre la pared: es todo aquello que me queda de un error malévolo.
Dos ojos que, de la foto, de la profundidad de una modesta espera, miran mis posibilidades perdidas.
Lo sé, ha sido importante… mucho. ¡Estoy convencida! Lo digo a mí misma, con toque de ternura, casi para consolarme.
Ha sido cierto que en el universo perdido de la inocencia de sus dos ojos niños, he descubierto un anhelo que me golpeó como un puño al estómago, dejándome sin respiración.
¿Han sido los ojos o su sonrisa?
Vera Ambra nacida en Acireale el 1.11.1950, a la edad de 14 años se trasladó a Catania donde vive y trabaja. Hereda del padre la pasión por el arte, de la madre la capacidad de cuidar del prójimo y de la abuela materna el amor por los animales. “La poesía es la única cosa que ha dado sentido y salvación a mi vida” afirma Vera Ambra que en Enero del ’92 publica la primera colección de versos: “La Voz de las Mujeres” el libro que por más de tres años permanece cerrado en el cajón hasta otro encuentro significativo empuje sus elecciones en aquella dirección que aún está llena de dudas y de incertezas. Benedetto Macaronio, con su extraordinario amor por la cultura, la hace emprender un viaje en aquello che él mismo define “las máquinas del tiempo”.